Cada día que pasa vamos por la
calle pensando que somos indestructibles, que las cosas malas pasan sí, pero
sólo a aquellos que están lejos, a aquellas personas que no son las más
cercanas a nosotros, las que más queremos. Pero cualquier día a cualquier hora
puede pasar algo que cambie esa impresión de nosotros mismos y de aquellos que
nos rodean, podemos recibir una llamada o una noticia que ponga todo nuestro mundo
boca abajo, porque sí personas del mundo, el ser humano es vulnerable, es débil
y aunque no lo creamos nosotros mismos, nuestra especie es el principal
enemigo.
Nosotros porque nos dedicamos a
llevar una vida sin precauciones, porque sí la vida está para vivirla, pero el
mundo está para cuidarlo, para conservarlo y entre nuestra especie debería de
sentir el amor, la protección y no la lucha por ver quién llega más lejos o
quién tiene la razón. El simple hecho de compartir, de protegernos entre
nosotros, no es algo propio del ser humano, sino que está presente en tantas
otras especies de las que podríamos y deberíamos aprender.
No podemos ir pensando en nuestra
indestructibilidad ni en nuestra vulnerabilidad, pero dejadme que os de un
consejo, pase lo que pase en nutras vidas, no os derrumbéis, no caigáis, no os
quejéis de vuestra suerte, no hundáis vuestra alegría por una noticia o un
hecho, no es fácil, pero a veces la victoria se encuentra en la lucha, en saber
reponerse de lo que pasa, en saber vivir con lo que el destino nos ha deparado,
en saber ver todo lo bueno que rodea nuestro día a día y en saber rodearse de
las mejores personas que hay en la nuestra.